viernes, 4 de mayo de 2012

MONASTERIO DE SAN PEDRO DE ARLANZA

Entre medias de las localidades burgalesas de Covarrubias y Hortiguela y abrazado al río Arlanza en un altozano, aparece la inconfundible silueta de la Ermita de San Pelayo o San Pedro el Viejo, edificio previo a la construcción
del Monasterio de San Pedro de Arlanza
en el término municipal de Hortiguela, besando las aguas del Arlanza se alza el que fuera mayor y más importante monasterio de la casa castellana.
El templo fué mandado construir por el conde castellano Fernán González y en 1931 es declarado Monumento Nacional.
En medio de una fortaleza natural como es el cañón del Arlanza, protegido y escondido en la espesura del bosque, el lugar nos presenta sus mejores galas con la iglesia románica del año 1080 sigue un modelo basilical compuesto de tres ábsides semicirculares siendo el central más ancho y profundo que los laterales.
Las arquerías de separación de naves son arcos de medio punto
y todavía podemos ver la base del arranque de las demás columnas de los gigantescos pilares que sostuvieron sus bóvedas,
así como los restos de las tumbas donde descansaron el Conde Fernán González, su esposa Doña Sancha y algunos anacoretas como San Pelayo, San Arsenio y San Silvano y que fueron trasladados a la Colegiata de Covarrubias.
El Torreón del siglo XIII de gran envergadura y de carácter defensivo construido por orden del abad Frater Ximeno.
De planta cuadrada con cubo de gran tamaño adosado a poniente con bonitas arquerías ciegas de corte románico-ojival.
En las esquinas está adornado con los escudos de la casa "castillo"
y "llaves".

Las marcas de cantería 

dejan paso para ver con más detalles de arquerías con bonitos detalles ornamentales,
cenefas,

esbeltas ventanas,

canecillos

y gráciles capiteles.
Piedras legendarias, nostálgicas y monumentales ruinas con arcos que se niegan a desaparecer
entre muros ennegrecidos por el paso inexorable del tiempo.

Atrás dejamos
el imponente torreón
para acercarnos
por debajo de un pequeño arco

hasta la entrada original del monasterio.

El acceso principal a la abadía es de estilo neoclásico del 1643.


Un enorme portón
rematado por el bien conservado escudo
y la grán escultura del conde Fernán González montado en su caballo, simbolizando la lucha con el enemigo sarraceno por la defensa de las tierras de Castilla.
Toque de humor para finalizar la visita 
de este monasterio ubicado en un lugar tan apartado pero de gran relevancia durante la Edad Media.

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