El Burgo de Osma está situado en el oeste de la provincia de Soria en la confluencia de los ríos Ucero y Abión, declarado Bién de Interés Cultural con la categoría de Conjunto Histórico Artístico el 24 de junio de 1993.
Podemos recorrer su muralla, que encierra el núcleo medieval burguense. Del siglo XV, está construida en mampostería de cal y canto
y coronada de almenas, fue levantada por el obispo Pedro de Montoya.
A través de un portentoso puente y con la vista fija en la gran torre de la catedral que señorea el perfil urbano del Burgo de Osma,
nos vamos sumergiendo por debajo de la Puerta de San Miguel
en el entramado urbano del municipio burguense.
Nos colamos en la Plaza donde podemos apreciar los característicos soportales
y empezar a tocar los muros de la Catedral Gótica actual.
En el exterior todo es grandeza con cierto carácter cisterciense, con infinidad de muros y naves
y donde los bellos pináculos parecen alcanzar el cielo.
La portada meridional es soberbia con grandes arcos apuntados y esculturas en el sentido de las mismas y estatuas entre las columnas, coronado con un bello rosetón.
En la fachada se mezclan potentes escudos
y maravillosos ventanales muy bien adornados.
Desde la fuente de la plaza
caminamos por sus calles,cruzando el Seminario Diocesano
y su ornamental escudo.
Diferentes conventos
y ermitas durante nuestro paseo por el municipio.
Alcanzamos la Universidad de Santa Catalina con la grandiosa fachada de estilo plateresco con dos alargadas columnas. Sobre el dintel un nicho con la imagen de Santa Catalina, los escudos del obispo Acosta y el escudo imperial.
El interior un magnífico patio columnado y una bella cúpula.
Por sus hermosa calles llegamos
a la Plaza Mayor donde admiramos la fachada de su Ayuntamiento
y el Hospital de San Agustín, siguiendo el modelo de palacio Casa de Austria de tipo alcázar con dos torres que guardan
el cuerpo central
y los soberbios escudos de cada torre.
Decimos "adios" a la moradora del edificio
y nos trasladamos hasta el Palacio Episcopal con su portada gótica tardía encuadrada por un alfiz de tipo musulmán.
De regreso a la Catedral,
descubrimos su interior con enormes pasillos
y el sepulcro policromado de San Pedro de Osma en posición yacente.
La Sala Capitular con espectaculares capiteles sobre muros que desbordan fantasía.
El patio del Claustro con numerosos arcos, bellas celosías y adornado por un cuidado jardín.
Abandonamos los amplios corredores de la catedral
y nos situamos sobre el montículo del Castillo de Osma.
El Castillo de Osma está situado en un cerro entre los ríos Ucero y Abión
Su origen se remonta al siglo X y está construido en mampostería reutilizada de materiales de la célebre ciudad romana cercana de Uxama.
Magníficas murallas se despliegan sobre la atalaya
desde donde podemos ver bonitas imágenes aéreas de iglesias
y los maravillosos campos que rodean la fortaleza.
Bellas ruinas y viejos muros
sostienen las torres que marcan el punto mas alto del lugar.
Ventanales,
almenas,
puertas
y arcos
desfilan sobre nosotros
marcando este enclave estratégico en la frontera media del Duero.
Un lugar donde la paz se respira
entre piedras milenarias.
Muros que nos recuerdan épocas pasadas
y testigo de una reorganización de estos territorios
con rivalidades nobiliarias, disputas señoriales
y pleitos jurisdiccionales.
Podemos recorrer su muralla, que encierra el núcleo medieval burguense. Del siglo XV, está construida en mampostería de cal y canto
y coronada de almenas, fue levantada por el obispo Pedro de Montoya.
A través de un portentoso puente y con la vista fija en la gran torre de la catedral que señorea el perfil urbano del Burgo de Osma,
nos vamos sumergiendo por debajo de la Puerta de San Miguel
en el entramado urbano del municipio burguense.
Nos colamos en la Plaza donde podemos apreciar los característicos soportales
y empezar a tocar los muros de la Catedral Gótica actual.
En el exterior todo es grandeza con cierto carácter cisterciense, con infinidad de muros y naves
y donde los bellos pináculos parecen alcanzar el cielo.
La portada meridional es soberbia con grandes arcos apuntados y esculturas en el sentido de las mismas y estatuas entre las columnas, coronado con un bello rosetón.
En la fachada se mezclan potentes escudos
y maravillosos ventanales muy bien adornados.
Desde la fuente de la plaza
caminamos por sus calles,cruzando el Seminario Diocesano
y su ornamental escudo.
Diferentes conventos
y ermitas durante nuestro paseo por el municipio.
Alcanzamos la Universidad de Santa Catalina con la grandiosa fachada de estilo plateresco con dos alargadas columnas. Sobre el dintel un nicho con la imagen de Santa Catalina, los escudos del obispo Acosta y el escudo imperial.
El interior un magnífico patio columnado y una bella cúpula.
Por sus hermosa calles llegamos
a la Plaza Mayor donde admiramos la fachada de su Ayuntamiento
y el Hospital de San Agustín, siguiendo el modelo de palacio Casa de Austria de tipo alcázar con dos torres que guardan
el cuerpo central
y los soberbios escudos de cada torre.
Decimos "adios" a la moradora del edificio
y nos trasladamos hasta el Palacio Episcopal con su portada gótica tardía encuadrada por un alfiz de tipo musulmán.
De regreso a la Catedral,
descubrimos su interior con enormes pasillos
y el sepulcro policromado de San Pedro de Osma en posición yacente.
La Sala Capitular con espectaculares capiteles sobre muros que desbordan fantasía.
El patio del Claustro con numerosos arcos, bellas celosías y adornado por un cuidado jardín.
Abandonamos los amplios corredores de la catedral
y nos situamos sobre el montículo del Castillo de Osma.
El Castillo de Osma está situado en un cerro entre los ríos Ucero y Abión
Su origen se remonta al siglo X y está construido en mampostería reutilizada de materiales de la célebre ciudad romana cercana de Uxama.
Magníficas murallas se despliegan sobre la atalaya
desde donde podemos ver bonitas imágenes aéreas de iglesias
y los maravillosos campos que rodean la fortaleza.
Bellas ruinas y viejos muros
sostienen las torres que marcan el punto mas alto del lugar.
Ventanales,
almenas,
puertas
y arcos
desfilan sobre nosotros
marcando este enclave estratégico en la frontera media del Duero.
Un lugar donde la paz se respira
entre piedras milenarias.
Muros que nos recuerdan épocas pasadas
y testigo de una reorganización de estos territorios
con rivalidades nobiliarias, disputas señoriales
y pleitos jurisdiccionales.
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